viernes, 20 de enero de 2017

INFANCIA
             En 1944, año de mis primeros recuerdos,  mis padres compraban dos o tres diarios por día. Mi madre era batllista y admiradora de Frugoni, le gustaba leer El Día y mi hermano y yo nos abalanzábamos sobre el Suplemento de los Domingos para leer a Tarzán. Mi padre era blanco independiente y quería leer El País. También, en la tarde,  llegaba El Plata, que tenía una página entera de historietas extraordinarias para la imaginación de un niño: El Fantasma, Rip Kirby, Lorenzo y Pepita. El olor del papel de ese diario es inolvidable.
             De mañana temprano mis padres leían los titulares de los diarios en la cama y yo me metía despacito entre los dos y ellos hacían como que no se daban cuenta. Había días en que las noticias de la  guerra  eran más graves que otras y las comentaban en voz baja para no preocuparme. Mi padre leía también un periódico en inglés, con fotos de la guerra y propaganda  aliada. Mi hermano y yo jugábamos con unos avioncitos de plomo: el Spitfire, el Mustang y los cazas japoneses Zero. Ya no aparecen en la feria de Tristán Narvaja.
            Mi padre era uruguayo pero de origen noruego, hablaba inglés y trabajaba en el Hospital Británico.  Se interesaba vivamente por la suerte de los soldados anglosajones. Le contaba a mi madre que algunas nurses británicas que trabajaban en el hospital y que habían sufrido los bombardeos de Londres,  se escondían debajo de las camas cuando caían relámpagos y truenos sobre Montevideo. Mi padre tenía sobre la mesa de luz una radio de onda corta, y mientras hojeaba los diarios escuchaba los discursos de Winston Churchill.
            Mi madre, de origen vasco-francés, se interesaba más por la suerte de los soldados franceses, las peripecias de la Resistencia  y las arengas de un soldado alto que aparecía en las fotos de los diarios, que después supe era De Gaulle.   También años más tarde  mis tías me contaron que el día de la Liberación de París mi madre  nos sacó de la escuela  a  mi hermano y a mí y nos llevó a la avenida 18 de Julio a festejar y cantar la Marsellesa, pero de eso no me acuerdo.


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