sábado, 4 de abril de 2015
Hace un tiempo Brecha convocó a una discusión sobre el papel que hoy en día ocupa un intelectual.
Creo que un intelectual puede ser un escritor, un filósofo, un artista, un científico, un sociólogo o de cualquier otra profesión; puede limitarse a interpretar el mundo o expresar sus reflexiones públicamente, con la intención de cambiar o no la sociedad o el estado de las cosas.
Puede ser de derecha o de izquierda, liberal, socialdemócrata o comunista, católico, ateo, agnóstico o musulmán, pero para ser un intelectual tiene que dedicar la mayor parte de su tiempo y sus energías a reflexionar sobre la condición humana.
héctor lescano |
Lo que causa controversia es la llamada función del intelectual, es decir lo que algunos sectores de la sociedad exigen de él, en relación a la política, la religión, los derechos humanos y la interpretación del mundo: unos exigen que sea un crítico sistemático del poder, cualquiera que sea el signo del poder de turno. Otros, que salga de la pureza de la torre de marfil y se comprometa con las diversas luchas sociales, tomando partido, eligiendo bandos, ocupando puestos de poder: lo que se llama el intelectual orgánico.
Es significativo ver que el artículo de Brecha se ilustra con una caricatura de Ombú, donde están representados cuatro intelectuales: Sócrates, lejano y sistemático crítico del poder griego, y tres comunistas de la era moderna: Marx, Gramsci y Peloduro . Desde la imagen ya quedan excluídos los intelectuales no marxistas: Octavio Paz, Carlos Vaz Ferreira, Vargas Llosa, Sanguinetti, Revel, Popper, Rodolfo Fattoruso, etc.
fermín hontou (ombú) |
La creencia de que la intelectualidad es hegemonía de la izquierda es corroborada por Constanza Moreira, quien reprocha a los intelectuales de las ciencias sociales no haber sabido descubrir las virtudes de Hugo Chavez a fines de los noventa.
Carlos Maggi, que participa del debate, esta vez no aporta nada sobre el tema, pero Héctor Lescano pone el dedo en la llaga cuando atribuye la decadencia del intelectual latinoamericano a su incapacidad para reconocer el fracaso del marxismo, sobre todo después de la estrepitosa caída del muro de Berlín en 1989.
constanza moreira |
Es tan enorme la sombra que todavía echa sobre los intelectuales el Manifiesto Comunista de 1848, que después que en la propia Europa los famosos filósofos franceses y alemanes posmodernos (Habermas, Adorno, Barthes, Foucault, Baudrillard, Lyotard, Deleuze, Bourdieu, Jameson, etc.) se enfrascaran en deliciosas discusiones sobre el fin de las utopías, las maldades del capitalismo y la sociedad del consumo, no han aparecido intelectuales de prestigio desde la izquierda, que hayan asumido la crítica del marxismo leninismo y todo su paquete de creencias derrotadas por la realidad.
carlos maggi |
Creo que aquellos filósofos europeos inventaron la posmodernidad para negarle al liberalismo toda posibilidad de progreso; si el socialismo no puede conducir la humanidad a un brillante porvenir, tampoco podrá la democracia liberal capitalista. Prefirieron sumir a la filosofía política en una nube de incertidumbres antes que reconocer que el progreso no podía ser marxista.
¡Qué linda tesis para desarrollar!