El objeto de esta propuesta es poner en
valor, visibilizar, perpetuar en una
obra de arte visual, el perfil de Facebook de una mujer uruguaya, joven, culta, activista, a quien los voceros
del patriarcado califican como feminista “radical”, y que a través de múltiples herramientas artísticas (danza,
música, dramaturgia, performance, blogs, pintura) combate con pasión y sinceridad absolutas el
patriarcado nativo y latinoamericano. Cada vez que matan una mujer por razones
de género, ella se viste de blanco y sale a la calle con otras “brujas”, las nietas de aquéllas que los hombres no
pudimos quemar, y danza o rueda por el piso blandiendo campanas de duelo y
de lucha.
También creo que es apropiado incluir en una
obra de arte visual su perfil autobiográfico de fuertes connotaciones políticas.
La vertiente conceptual del arte contemporáneo ya se ganó su lugar en el canon:
sesenta años desde los Sesenta, y cien si se cuenta “la Fuente” de Duchamp.
(¿Podrá
el exceso de obras conceptuales y políticas provocar por hartazgo pendular un backlash del arte posmoderno hacia las
formas puras propias del arte modernista?)
Creo que la actual y poderosa Revolución
Feminista de este siglo XXI, es una revolución
social del tamaño de la Revolución Rusa del siglo XX, o de la Revolución
Francesa del siglo XVIII. Esta
revolución feminista llegó para quedarse. No será el tsunami que arrasará el
patriarcado para siempre, como ironizaba Virginia Despentes, pero será mucho
más que “la cuarta ola”, ya que produjo conquistas fundamentales, y nos ha
puesto a los hombres en ridículo al mostrar nuestro machismo y cobardía. Las
tres revoluciones han contenido extraordinarios postulados emancipadores, pero también
premisas utópicas que han comprometido su realización plena.
(¿Podrán los excesos de corrección política provocar por
hartazgo pendular un backlash del progresismo
hacia formas puras del liberalismo salvaje?)
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