CHILE
Chile está metido en un lío tremendo. En realidad son cuatro problemones juntos. A pocas semanas de terminar su mandato, la Cámara baja le quiere hacer un impeachment Al presidente Piñera. Según los Panamá Papers, parece que cuando pintaba para presidente, él o sus hijos le vendieron una mina familiar a un amigo, con una cláusula que decía que su gobierno haría lo posible para que la región de la mina no fuera declarada Area Protegida.
El segundo problema gordo tiene que ver con los derechos de los pueblos originarios, y es una guerra de guerrillas de los mapuches al sur del país, donde Benetton compró exageradamente 900 000 hectáreas.
El tercero es que después de “el estallido”, la derecha se durmió y la izquierda radical ganó ampliamente los cargos de constituyentes para redactar la nueva Constitución, que ya se vislumbra como un extenso catálogo de buenas intenciones políticamente correctas.
El cuarto es que dentro de diez días hay elecciones y se enfrentan: un candidato, de la extrema derecha, que salió del letargo, y uno de la extrema izquierda. Al famoso partido de la concertación, del centro del espectro ideológico, no lo votaría casi nadie.
Juntando los cuatro problemas en un solo lío, Chile se encamina al desastre, o no, pues tienen todo el verano en Viña para reflexionar.