martes, 27 de febrero de 2018

DIALOGO DE CONVERSOS


Este texto no es mío, lo transcribo porque me siento totalmente identificado con Mauricio Rojas, en diálogo con El Observador.
DIALOGO DE CONVERSOS,  libro de Mauricio Rojas con Roberto Ampuero. Editorial  Sudamericana, 2015.
Mientras el liberalismo no tenga agenda social, va a seguir perdiendo" Por Federico Comesaña    EL OBSERVADOR noviembre 2016arreño
Vendido, canalla, traidor. En definitiva, un converso. A Mauricio Rojas le persigue el karma de lo que fue y dejó de ser. En la década de 1960 el chileno militó en el MIR, un movimiento guerrillero al otro lado de los Andes que compartía los mismos fines y los mismos medios que los tupamaros en Uruguay. Pasó de prepararse militarmente para la revolución a convertirse en un referente del liberalismo para la derecha chilena y para la región. La historia de Rojas, plasmada en su último libro, Diálogo de conversos –escrito junto al novelista Roberto Ampuero–, es la historia de todo aquel que un día dejó de creer y tuvo el coraje de dar vuelta la página.
En el marco de su pasaje por la Feria del Libro de San José, el historiador económico recibió a El Observador y reflexionó sobre su giro ideológico, sobre su concepción del liberalismo y los problemas que tiene esta doctrina para constituirse como alternativa a los partidos de izquierda en Latinoamérica.
Según dijo, mientras no logre construir "una fuerte agenda social de igualdad básica de oportunidades", la derecha en la región no tendrá "capacidad de gobernar".

Usted formó parte de una célula mirista en Chile en la década de 1960 y hoy es un ideólogo del liberalismo. ¿Dónde estuvo el quiebre?
Yo no tuve la suerte de San Pablo. A mí no me cayó un rayo, ni tuve una revelación. Analizando, estudiando, tratando de entender qué pasó conmigo, con mi madre, comprendí que habíamos creído en una verdadera religión atea que plantea exactamente lo mismo que el cristianismo, pero terrenalizándolo. Yo creía que la versión marxista de la historia era científica, pero un día descubrí que el comunismo primitivo era el Jardín del Edén, las sociedades de clase son el Valle de Lágrimas y el  comunismo venidero es el Paraíso futuro. No solo hay una construcción, que es una copia atea de la religión, sino una expectativa mesiánica propia de la religión. El hombre nuevo es la idea del Paraíso en la Tierra. Y eso es, por supuesto, para un joven latinoamericano, muy influenciado por la revolución cubana, una cosa tremendamente atractiva. La idea de que tú puedes cambiar el mundo, la historia, para siempre. Eso es lo que te lleva un día a convertirte en un criminal político.

En su libro, usted habla del marxismo como "una idea genocida".
Porque el fin es tan grande, lo que puedes lograr es tan maravilloso. Qué importa que mueran 10, 20, 1000, que tú mueras, que tu amigo muera. Qué importa mentir. Son pequeños detalles cuando está en juego el destino de la humanidad. Esa es la condición psicológica en la que te transporta este tipo de ideologías. Puede ser el nazismo, puede ser el marxismo, donde tú te sientes el liberador, el portador de algo superior. La idea del hombre nuevo es una idea genocida porque al lado de ese ideal ni tú ni yo somos nada, somos defectuosos, estamos listos para ser disciplinados o incluso aniquilados si somos demasiado defectuosos, somos muy burgueses o muy judíos. Las revoluciones empiezan prometiendo el cielo en la tierra y terminan generando infiernos.

"Una voluntad desmedida por hacer el bien" que "lleva al mal absoluto", escribió.
Esa es la tragedia del marxismo. No es que los malos se juntaron para hacer el mal. Esa es la explicación que dan algunos en la derecha que no entienden nada. Al contrario, los buenos, tremendamente imbuidos de esta idea del bien definitivo y superior, terminan haciendo el mal. Hacen el mal con buena conciencia. Matan creyendo que están librando a la humanidad. Sacrifican la verdad porque creen que están haciendo un bien mayor. Esas fueron las cosas que yo pensé durante largo tiempo: ¿por qué mis ideas siempre conducen a dictaduras terribles? ¿Cómo gente como Lenin o Stalin o Mao, que eran como yo cuando jóvenes, llegan a ser verdugos, tiranos? Y después iba yo camino a ser tirano. Y mi madre, la persona más admirable que conocí, iba también en ese camino.

"Muchos no tienen idea de lo difícil y doloroso que es romper con un dogma", dice usted en el libro. ¿Cuál fue el costo que usted pagó?
Mi proceso fue muy largo, porque es mucho más que una ruptura ideológica o intelectual. Es una ruptura con seres queridos. El costo es alejarte definitivamente de gente que tú respetas, para los cuales tú eres un traidor, que les causas dolor. Cuando dices que tu creencia lleva al genocidio, estás diciendo una cosa muy fuerte. No es decir que estás más o menos equivocado. Con mi madre tuve un enfrentamiento muy duro. Ella estuvo en la cárcel de Pinochet y un día, su hijo único de madre soltera, le dice: "Mira, eso que hemos creído, por lo que tú estuviste en la cárcel y nuestros amigos han muerto, es una ideología perversa". Esa parte es la que yo llevo como una duda. ¿Se puede ser tan despiadado con seres que tú quieres tanto? ¿Debería haberle dicho todo eso a mi madre? Porque tú sabes que le vas a causar un dolor inmenso. Descalificas la vida de una persona, por más buenas razones que tengas.

¿Qué implica para usted ser un liberal?
Yo me identifico con un liberalismo integral que no prioriza la cuestión económica. Llego al liberalismo huyendo del totalitarismo –en este caso, del marxismo–. Un liberalismo en un sentido muy clásico, como la defensa de la dignidad del ser humano frente a estas ideologías colectivas, como el nacionalismo, el comunismo, el fascismo, que arrasan al ser humano. El origen de la palabra liberal es español y significaba originalmente generosidad. El talante abierto, respeto por el otro, cultura democrática, esa es la esencia del liberalismo. Por eso a mí me choca mucho aquel tipo de liberales que hubo en América Latina, que parecían muy contentos con que la economía se liberalizara y miraban para otro lado cuando se trataba de políticas de derechos humanos. Eso le hizo un mal terrible al liberalismo. En muchos países, decir que uno es liberal es prácticamente estigmatizarse.
¿Por qué se identifica al liberal con el conservador?
Hay una mezcla, en muchas partes, de conservadurismo en las cuestiones de vida y liberalismo económico. Esa mezcla es muy lejana, es antagónica a mi forma de ser liberal, que primero contempla la libertad en los distintos planos, especialmente en las elecciones de vida. Y en la parte económica, el mercado como instrumento de algo, no como un fin, que es en lo que algunos parecen creer. Un liberalismo, además, que le concede al estado una función importante, que busca compatibilizar estado, mercado y sociedad civil en vez de antagonizar. Yo no soy un liberal antiestado, si bien el estatismo no me gusta en absoluto. La única idea no puede ser reducir los impuestos a cero y sacar al Estado excepto la policía, los soldados y los jueces. Esa es una visión muy chata del liberalismo que por ahí anda, circulando también.

¿Por qué ha sido tan difícil en la región generar una propuesta liberal en ese sentido que usted defiende? ¿Por qué la agenda liberal se ha atado a la conservadora y ha sido la izquierda la única portadora de la agenda de nuevos derechos?
El liberalismo latinoamericano ha partido de un punto de vista muy conservador. Ha tenido una gran incapacidad de dar una respuesta a los problemas sociales. La agenda social del liberalismo ha sido relativamente débil y, a veces, casi inexistente. Ahí está uno de los grandes deberes del liberalismo a futuro: tener una fuerte agenda social de igualdad básica de oportunidades. Eso como definición ética. La idea del liberalismo es darle la mayor libertad posible a la mayor cantidad de personas. Parte del colectivo, no de mi libertad. Hay liberales que piensan que la libertad es "no me toquen y no toquen mi propiedad". Para mí, el problema es cuando hay seres humanos en la sociedad que no pueden ejercer la libertad porque les faltan recursos. La libertad de leer requiere saber leer. La libertad de trabajo requiere tener medios, una capacitación, un medio de transporte. Todo eso que limita la libertad real debe ser tarea del liberalismo si quiere ser políticamente significativo. Y esa tarea está por delante.

De hecho, es una de las críticas más fuertes que se le hace al liberalismo económico: cómo se para frente a la pobreza y la desigualdad.
Sí, de ser egoísta e indiferente y no preocuparse de esas cosas. Yo creo que es una buena crítica porque apunta a un lado flaco.

En el espectro político uruguayo no hay liberales que se reconozcan como tales. Fuera del Frente Amplio y los partidos minoritarios, que acaparan la izquierda, prima el discurso de "no me gustan las etiquetas", o "menos ideología y más gestión". ¿Cómo evalúa esta realidad?
También sucedió en Chile, donde se elaboró un concepto que se llama "cosismo" y que es dedicarse a las cosas concretas. La centroderecha chilena durante mucho tiempo dijo: "Mientras que todos acepten la economía de mercado y la democracia, no hablemos de ideología". Luego eso se pagó muy caro porque si tú abandonas el terreno de las ideas, alguien lo va a ocupar. La gente se preocupa de las cosas muy concretas, pero también de las cosas más grandes. Si tú abandonas eso, le entregas el terreno a otros. Esta forma de "no ser ideológico", de no tener ideas o principios claros, ha sido una defensa de un cierto liberalismo frente al embate de la izquierda. No han sido capaces de enfrentarse en el nivel de las ideas y se han refugiado en "la cosa para la gestión". En Chile, se dio tremendamente durante 25 años, pero finalmente se muestra que la gestión es algo insuficiente porque estás hablando de seres humanos que quieren darle un cierto sentido a lo que se está haciendo. Ahí la izquierda ha tenido siempre una gran ventaja.

Usted es muy crítico con los movimientos de izquierda de los años de 1960 y dice que propiciaron algunas de las condiciones que allanaron el camino a los regímenes totalitarios. Parándose en la Latinoamérica de hoy, hay quienes explican el surgimiento de figuras como la de Hugo Chávez en Venezuela como el resultado de políticas que fomentaron la desigualdad y el descontento, el caldo de cultivo para los populismos. ¿Qué responsabilidad tienen los líderes y movimientos previos a Chávez o al kirchnerismo?
Grandísima responsabilidad. Chávez no cae del cielo. En Venezuela hubo un largo período de corrupción creciente de la clase política. El populismo surge de un descrédito de la clase política en su conjunto. Aparece un líder que se define como antipolítico, define a toda la clase política como una casta, pero ese discurso tiene que calar en una realidad donde la gente ve primero grandes desigualdades, una despreocupación por la pobreza. En Venezuela había una gran riqueza y a la vez una gran pobreza. Por eso la agenda social liberal es muy importante. Porque si no se cambian esas condiciones, tarde o temprano aparece el vendedor de ilusiones, sea de izquierda o de derecha.

En el libro usted habla de un "doble estándar moral de los partidos de izquierda" al condenar a regímenes totalitarios de derecha y no aquellos con los que comparten una base ideológica. ¿Por qué es tan difícil para los partidos de izquierda latinoamericanos, algunos de base profundamente democrática, tener posturas críticas hacia experiencias que sí traspasan esos límites?
Porque ellos creen que esos movimientos antidemocráticos buscan el mismo fin por medios que no comparten hoy en día –por suerte, porque antes los compartían–. Tú no condenas a tu hermano de creencia futura, que comparte tu utopía, de la misma forma en que lo haces con el de enfrente, que no comparte la utopía, porque ese es malo. Tu hermano es un bueno equivocado. Y eso hace que haya una especie de complicidad. Nunca hay una denuncia clara, como con Venezuela. Se ve también con la guerrilla colombiana. ¿A qué movimiento fascista se le permitiría que se le dieran garantías del tipo que se le quieren dar a la guerrilla colombiana?

¿Ve hoy un repliegue de la izquierda en América Latina? ¿Hay una agenda liberal que está emergiendo?
Creo que todavía no. Veo algunos intentos que son muy bienvenidos, como Macri o un eventual segundo gobierno de Piñera. Pero falta mucho más desarrollo. Son buenas alternativas frente a gobiernos que han sido muy desastrosos, como el de los Kirchner. Pero creo que falta elaborar una agenda mucho más fuerte en lo social. Un problema hoy de América Latina es la volatilidad. La política latinoamericana funciona en torno al mesianismo, a la idea de que llega un ser iluminado y de nuevo inventa el mundo. En América Latina hemos tenido 250 constituciones nuevas completas para 19 países. En EEUU hubo una y en Inglaterra ni siquiera la hay. Hay una tradición de continuidad, un firme tronco de desarrollo.

¿Qué siente hoy al escuchar una canción de Víctor Jara, Violeta Parra o Silvio Rodríguez?
La escucho con mucho gusto y siento una sana envidia. Porque ese arte, esa música, esa poesía, surge de una indignación frente a un mundo injusto. Esa indignación me gustaría que el liberalismo la tuviera. El liberalismo no puede ser un movimiento resignado si hay mucho que hacer. Los liberales deberían estar sumamente indignados con el mundo que existe. El problema es que les falta una genuina indignación. El arte crece cuando hay un cierto dramatismo, algo que cambiar, algo grande que hacer. La trova cubana, García Márquez, Vargas Llosa salen de un mundo que está hirviendo. Al liberalismo le falta esa mirada al mundo para cambiarlo. La rebeldía de la que hablaba Albert Camus. No el ser revolucionario, que es quien tiene listo un plan para el mundo. El rebelde es quien dice no, aquí y ahora, a que un niño no tenga comida o que traten mal a una mujer. Esa es la rebeldía que le falta al liberalismo y mientras tanto, mientras no tenga una agenda social, va a seguir perdiendo. Y no va a tener ni arte ni capacidad de gobernar. O va a gobernar cuando la izquierda haga tales desastres que tenga que venir a arreglar un poco la situación. Pero el proyecto que encanta a la gente no va a estar presente.



lunes, 19 de febrero de 2018

APUNTES SOBRE FEMINISMO Nº 4. Crítica y tendencias.

APUNTES SOBRE FEMINISMO Nº 4.   Crítica y tendencias.           Febrero de 2018.
Tenía el firme propósito de escribir un cuarto Apunte sobre las últimas tendencias en feminismo,   género y patriarcado para compartirlo con mis setenta amigos de Facebook, pero  resultó ser una tarea superior a mis fuerzas.  Me encontré en Google con textos inextricables sobre la “construcción del sujeto,” y cosas así, con abundantes citas de Freud, Lacan, Foucault ,  Derrida,  y otros fascinantes pensadores occidentales,  escritas  en una jerga filosófica incomprensible, propias de tesis académicas de doctorados de Harvard y Cambridge, y comentadas por especialistas latinoamericanas de la UBA, UDELAR, UNAM, etc.
  
foucault
lacan

Así que llamé a mi ex compañero de Facultad y amigo Juan Silva, alias Silvita (nunca se recibió, le faltó la tesis) y le dije: mirá Silvita, me acordé que vos hiciste hace poco un semestre de literatura feminista en Humanidades, te mando mis entradas de blog anteriores sobre género y patriarcado, quiero que las viches y me cuentes en qué está la cosa hoy en día.  Al día siguiente me mandó por whatsapp una grabación que transcribo casi tal cual.

“Mirá Heide, lo que entendí es que Foucault y Lacan y otros filósofos franceses posmodernos combatieron los grandes relatos totalizadores y las doctrinas muy armadas, y no hay verdades universales, todo es relativo, fragmentario, contextual, blando, fluido, toda certeza científica tiene un sujeto atrás que maneja el poder, no hay esencias, no hay naturaleza humana ni condición humana, pero las feministas de hoy adoran a estos tipos”.

haraway
butler

“Quedate tranquilo que no hay una teoría de género ni conspiración de las mujeres por derribar a los varones o la familia cristiana, como sugiere Sturla. Ellas dicen que la única teoría de género que hay es la ideología de dominación que  oprime a las mujeres desde hace miles de años. Las filósofas que no entendiste pero le quitan el sueño a Monseñor son Judith Butler y Donna Haraway. Leelas de nuevo.”

Como vos dijiste, lo que hicieron las feministas fue separar el concepto de sexo (biológico, genético, anatómico, etc), del concepto de género (roles, actitudes, performances, conductas asignadas, construidas, culturales, etc). Esa separación entre sexo y género le facilitó a algunos grupos  el combate contra el patriarcado y sus costumbres impuestas”.



“Parece que hay  problemas entre el feminismo francés y el anglosajón. Aparentemente el anglosajón es más radical, más duro con los hombres y a la vez más igualitario en el sentido de ir eliminando los géneros y las diferencias. El feminismo francés es más partidario de mantener las diferencias, y poner en valor las características y funciones femeninas en lugar de borrarlas. Asimilarse al mundo masculino era como reconocer su superioridad . Estas discrepancias se notaron hace unos días con la carta de Catherine Deneuve y otras celebridades  francesas en defensa del piropo y otras formas benignas del importunio, que las anglosajonas, más puritanas,  denunciaron como insoportables”
.
“Hay feminismos liberales que son impugnados por conseguir reformas (casamiento igualitario, etc.) sin intentar voltear el sistema; también encontré feministas desilusionadas con la militancia socialista masculina (“nos ponían a hacer el café”) dicen”.

“Tienen dificultades para culpabilizar al capitalismo por el patriarcado, ya que éste es muy anterior y brota en culturas primitivas y semifeudales.  Además en las metrópolis del capitalismo, a las mujeres les ha ido mejor que en las periferias. El capitalismo contrata mujeres y minorías sexuales si le conviene. Pero hay un grupo que sostiene que el capitalismo fomenta la codicia, la competitividad y la agresividad del varón, su conducta violenta y dominante.”

“La lucha feminista es cultural y de poder, pero el multiculturalismo le impide criticar el sometimiento brutal de la mujer en los países islámicos, lo cual parece contradictorio”.
“Hay grupos feministas que quieren integrar en la lucha a todas las razas, clases sociales y sexos diversos en un gran género colectivo, pero dejando afuera al Hombre Blanco, responsable de todos los abusos coloniales, raciales y sexuales, lo cual también suena contradictorio”.

montevideo

"La última te la dejo de postre. Una corriente enorme del movimiento LBGTI, autodenominado Queer (raro, peculiar, diferente) con creciente prestigio  en los medios académicos, afirma que  los géneros no existen o son irrelevantes, las identidades y orientaciones sexuales son inestables y múltiples, y también están designadas por la cultura y la historia. La propia heterosexualidad (boy loves girl, girl loves boy) tampoco sería natural, sería una construcción binaria impuesta por normativas de poder. Me irrita que estas filósofas, casi todas gay, me digan que mi heterosexualidad no es natural sino que me la impusieron (con lo que me costó construirla jajá).

“Hay muchas mujeres heterosexuales calientes con esto y se alejan del activismo LGBTI. Tu intuición inicial era cierta. El movimiento LGBTI copó la agenda del feminismo, salvo ahora que explotó el tema del acoso y la violencia doméstica”.


Dice Silvita que los feminismos ni siquiera mencionan la naturaleza animal del ser humano, ignoran deliberadamente la preponderancia física del hombre sobre la mujer, ignoran la jerarquía del macho dominante en las organizaciones de los mamíferos, ignoran la preferencia de las hembras por el macho dominante que va a proteger a ella y sus crías de los avances de los machos más jóvenes y cargosos. Traducido al mundo moderno, no saben qué hacer con la inmensa mayoría de mujeres que busca aparearse con el empresario exitoso, el deportista estrella, el líder político, el hombre rico y poderoso que va a defender a su pareja de las amenazas del mundo.


Mirá Silvita: esto último lo borré de la grabación; si todo esto sale publicado te van a matar, le dije. No te preocupes, dijo. Las mujeres no leen Cartas de los Lectores, solo miran las fotos de sociales en Galería.  Le colgué, claro; es un anormal, un misógino, no aprendió nada, pobre.





jueves, 8 de febrero de 2018

APUNTES SOBRE FEMINISMO Nº3, Patriarcado

APUNTES SOBRE FEMINISMO Nº 3.  Patriarcado.   10 d febrero de 2018.
Dice la Real Academia Española en su versión actualizada de 2017, que patriarcado es una “organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familiaexten-diéndose  este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje”.  

El movimiento feminista por supuesto rechazó esta definición “seguramente redactada por hombres”, porque esconde el rol actual del patriarcado, aun  dominante en la abrumadora mayoría de las culturas (primitivas, modernas, desarrolladas o contemporáneas).

A lo largo de la historia numerosos pensadores sabios y religiosos han estigmatizado a la mujer como un ser inferior y sucio, le han negado su calidad humana como “criatura sin alma” y han legitimado en su contra la violencia y la hoguera por ser instrumento del diablo. Aun en la época moderna, venerados científicos, filósofos y artistas como Freud, Einstein, Jung, Nietzche, Schopenhauer, Roussau, Picasso, y otros, se han referido a las mujeres como seres inferiores.

Las ideologías patriarcales construyen las diferencias entre hombres y mujeres de manera que la inferioridad de la mujer es entendida como biológicamente inherente o natural.

El patriarcado es la institucionalización del dominio histórico, masculino, sobre las mujeres, los niños, los demás miembros de la familia y la sociedad en general. Los varones ejercen su dominio en todas las instituciones consideradas importantes de la sociedad, como el lenguaje, la educación, la política, el gobierno, la iglesia, las fuerzas armadas, la economía, el derecho,  y todo lo que sea del ámbito público. Conceden a las mujeres el dominio parcial del ámbito privado, el rol de esposas y madres, la familia, la crianza de los niños, las tareas domésticas, el cuidado de los ancianos.

Se  ha justificado que las mujeres no necesitan representación social o política porque el jefe de familia patriarcal encarna los intereses de todos sus integrantes. Así, los derechos ciudadanos a votar y ser votados se consagró solamente para los hombres por actuar en el ámbito público, y no para las mujeres, relegadas a la privacidad del hogar y la familia.
Por eso, la llamada primera ola del feminismo, siglo XIX y principios del XX,  centró su militancia en torno al sufragio y la educación, logrando que las mujeres pudieran votar por primera vez  hace solamente cien años (Gran Bretaña 1918).

El dominio patriarcal se ejerce a través de las instituciones nombradas y sobre todo a través de la violencia física, la violación y el abuso en el seno del hogar.. Hasta hace muy poco no se castigaba la violencia en el matrimonio, en la libreta se establecía la obligación de obedecer al marido,  la mujer perdía su apellido, etc.  El acoso en el ámbito público, (callejero, laboral, educativo, etc) recién ahora se denuncia pero no se castiga.

El lenguaje es una de las instituciones más sexistas del patriarcado. Las palabras hombre y mujer designan categorías que están en una relación jerárquica. Uno de los términos se refiere a la especie como un todo, subsumiendo al otro a un nivel más bajo.

Mary Wollstonecraft, pionera total en el siglo XVIII, en su obra  “Vindicación de los derechos de la mujer” (1792), argumenta que las mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre, sino que parecen serlo porque no las dejaron estudiar, y que las mujeres deberían ser tratados como seres racionales en lugar de ser tratadas como estúpidas. “Enseñadas desde su infancia que la belleza es el cetro de las mujeres, la mente se amolda al cuerpo y, errante en su dorada jaula, solo busca adornar su prisión”.

Hasta mediados del siglo XX los términos de sexo y género se confundían casi como sinónimos. A partir de la décadas del 60, en el marco del jipismo, la lucha por los derechos civiles, la guerra de Vietnam, la libertad sexual, etc, el movimiento feminista se empeñó en la separación del  concepto de género del de sexo, como la  herramienta  idónea para combatir el patriarcado.

Al definir al género como una construcción social y cultural, la mujer se puede liberar de los roles que el patriarcado  espera de ella, como la  obligación de ser madre y quedarse en el hogar y ser tierna, iletrada, sumisa, económicamente dependiente del marido, etc, y salir en cambio a estudiar, trabajar, militar en política y realizarse como ser humano integral.

(Fuentes: ¿Qué es la teoría de género? de Claudia Peiró; Feminismo, género y patriarcado, de Alda Facio, y diversos sitios de Google, Wikipedia.

sábado, 3 de febrero de 2018

APUNTES SOBRE FEMINISMO Nº 2. Género

APUNTES DE FEMINISMO  Nº 2    “Género”, primera parte.      3 de febrero de 2017.

La Real Academia Española en su edición del Tricentenario (2014) define  género (acepción número 3), como “grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido éste desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico”.

En el Diccionario Oxford del Idioma Inglés, la palabra sexo es una entrada diferenciada de género “Sexo tiende actualmente a hacer referencia a diferencias biológicas, mientras que género se refiere a menudo a diferencias culturales o sociales”.

El mismo diccionario define género de la siguiente manera: “En su uso moderno (especialmente el feminista): eufemismo para el sexo del ser humano, a menudo con la intención de enfatizar la distinción social y cultural entre los sexos, en oposición a la distinción biológica.”

El Diccionario Oxford comenta  “que la expresión sexo biológico también ha sido usada desde el siglo XIV, pero en forma corriente solo desde mediados del Siglo XX. Aunque las palabras sexo y género han sido a menudo intercambiables, han tenido connotaciones ligeramente diferentes. Sexo tiende a referirse a diferencias biológicas, mientras género se refiere, más a menudo, a diferencias sociales y culturales”.

Los dos diccionarios coinciden en atribuirle al término género connotaciones sociales y culturales  que no tiene el término sexo, que es netamente biológico. Ambos diccionarios reconocen un pasado en que las dos palabras eran intercambiables, y el concepto de género está en un proceso de afirmación.  ​La Federación Dominicana de Mujeres Social Demócratas (en un Taller del 2010) señala una concepción históricamente dominante, en la que género es igual a sexo y por lo tanto las conductas están determinadas por lo biológico. Pero en la nueva concepción emergente, el género se identifica con conductas adquiridas, culturales, y por lo tanto modificables.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) establece un concepto más tajante, en el que género se refiere a los roles socialmente construidos, los comportamientos, actividades y atributos que una sociedad dada considera apropiados para los hombres y las mujeres. «Masculino» y «femenino» son categorías de género.Para la OMS, sexo se refiere a las características biológicas y fisiológicas que definen a hombres y mujeres. «macho» y «hembra» son las categorías sexuales. 

Para  próximas ediciones del Diccionario, la RAE se propone eliminar acepciones tales como: femenino: débil, endeble. masculino: varonil, enérgico. confirmando así la tendencia a rechazar atributos que se consideraban históricamente naturales y que son en realidad caracteres impuestos culturalmente

La Secretaría de la Diversidad de la Intendencia Municipal de Montevideo, Uruguay, en un folleto desplegable de divulgación, define  sexo biológico como “el conjunto de características biológicas y genéticas que definen las diferencias entre machos, hembras e intersexuales”, y define género como “una construcción social que define las diferencias no biológicas entre hombres y mujeres, asignando roles, mandatos, creencias y expectativas para cada sexo. Estas diferencias, establecidas por la cultura en determinado contexto social e histórico, generan inequidades entre hombres y mujeres”. Según el mismo folleto de la IMM, intersexual es la persona que nace con una o más características genitales, cromosómicas o gonadales de ambos sexos. La persona trans siente una identidad de género que no coincide con el sexo asignado al nacer. La identidad de género es la forma de percibirse y definirse como hombre, mujer, ambos o ninguno, y es independiente del sexo y la orientación sexual. La orientación sexual, finalmente, es la atracción emocional y/o sexual por una persona de diferente género (heterosexual), de igual género (homosexual), o de ambos (bisexual). Según la IMM, no es una opción.


                          Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo, libro fundamental de mediados del siglo 20

viernes, 2 de febrero de 2018

APUNTES SOBRE FEMINISMO nº 1

APUNTES SOBRE FEMINISMO nº 1
En marzo del 2015 cuando empezaron los feroces atentados de ISIS estudié el tema durante varias semanas y publiqué unos "Apuntes sobre la Yihad Islámica" que resultaron útiles para dos o tres amigos de Facebook. Hace unos días, (fines de noviembre o diciembre), anuncié que iba a publicar notas sobre Feminismo (quizás en tono jocoso). Pero cuando arreciaron los femicidios acá en Uruguay y denuncias de acoso sexual en USA, me di cuenta que la cosa venía muy espesa y no daba para el humor. Decidí en cambio empezar a publicar "Apuntes sobre Feminismo" Siento que hoy el eje del debate pasó del tema Diversidad (LGBTI), a temas que afectan a todas las mujeres. Como hay mucha confusión, me pareció útil hacer una especie de glosario, para que todos hablemos de las mismas cosas. "Género" y "Patriarcado" son los dos términos clave que deconstruyeron las feministas radicales de 1970 y hoy vuelven a estar en el tapete, desde la interpretación conservadora del Cardenal Sturla a la revolucionaria o escandalosa de Judith Butler.