lunes, 7 de noviembre de 2022

EL VOTO ES COMPLEJO


Muy interesante la entrevista que le hizo el argentino Fantino al politólogo Andrés Malamud, también argentino pero con base en la Universidad de Lisboa, sobre las elecciones de Brasil entre Lula y Bolsonaro. Habló de la relatividad que tienen hoy en día las categorías de izquierda y derecha, porque ambos candidatos tuvieron que aliarse con candidatos de ambos lados del espectro,  para poder ganar. Las categorías de izquierda y derecha  aun sirven para describir muy rápidamente las posiciones ideológicas de un candidato respecto a otro pero no explican las decisiones de los votantes, mucho más complejas. Los conceptos ideológicos de  mercado, estatismo, neoliberalismo, socialdemocracia,  son muy abstractos o de escaso interés para la mayoría de la población. Los votantes se inscriben en un contexto sociológico  (clase social, educación, barrio, religión, edades, familia, costumbres), en una situación económica (rico, pobre, empleo, ingresos, patrón, empleado, emprendedor) y también en el origen étnico (negra o blanco, indio, mestizo mulato, etc).

Malamud afirma que en el marco actual de la política de identidades, el votante es un mix de todos esos condicionamientos y elige al candidato que se le parece, al que le tiene confianza, con el cual se identifica, psicológicamente, globalmente, del punto de vista emocional, sentimental, social, económico y étnico. Sorprendido se mostró Fantino cuando el conocido politólogo dijo, mostrando el mapa de Brasil, que era muy probable que el triunfo de Lula se debiera a que los Estados del norte, más pobres, tienen una población mayoritariamente negroide o mestiza, mientras que en los Estados del sur, más ricos,  predomina la etnia blanca. Me gusta ese politólogo Malamud que se atreve a decir las cosas como parecen ser.

dhl    noviembre 2022


viernes, 4 de noviembre de 2022

PANTALLIZACION DE LA EXISTENCIA

Página 12  publicó hace unos días un artículo de un filósofo francés, Eric Sadin, sobre la “pantallización de la existencia”. Es sobre cómo los seres humanos hemos perdido las sensibilidades  y empatías  colectivas, al comunicarnos con otros solamente en forma virtual, a través de las pantallas de celulares y computadoras, en vez de vernos directamente a los ojos y de cuerpo presente.  

Esta manera de comunicarse por pantallas, que se aceleró durante los dos años de pandemia, se ha perfeccionado y seguimos haciéndolo sin muchas ganas de volver al diálogo presencial.

Como todo académico que se precie recorriendo varias aulas del mundo presentando sus libros y conferencias, lo principal para alimentar la popularidad entre los estudiantes radicales de las universidades progresistas es pegarle a la burguesía y al imperialismo. Aunque no lo puede demostrar, Eric dice que la culpa de esta deshumanización la tiene el tecno-liberalismo (mezcla nefasta del avance tecnológico con políticas neoliberales), que nos ha llevado a subir a las redes de Internet soliloquios vacíos y monólogos personales, con la ilusión de que somos protagonistas, libres y autónomos, y que con nuestra palabra creamos realidades e influimos sobre el diseño del mundo,  cuando en realidad son las grandes empresas del Silicon Valley las que dirigen nuestras vidas a través de los celulares y sus misteriosos algoritmos.

Eric dice que  habíamos caído en la trampa  en el siglo XX con la popularización del automóvil, el videoclub y el microondas, y caímos de nuevo en el siglo XXI con  Internet y los celulares, porque en realidad estamos controlados por el tecno-liberalismo. Creamos nuestras start-ups para no ser un mero engranaje de las  multinacionales,  pero como entrepreneurs también terminamos mercantilizando nuestra vida entera: frustrados, impotentes, expresamos  nuestro individualismo en Twitter con insultos y opiniones personales, que por no ser acciones colectivas carecen de toda condición emancipadora (?).

Dice Eric, finalmente, que el problema empezó cuando la tecno-economía desplazó al artesano medieval y creó la clase obrera y el mundo moderno. Propone como solución bajarse del engranaje consumista, digital, neoliberal y volver al campo, crear cooperativas, abrir una librería…..y que ya hay en Europa y Estados Unidos miles de ejecutivos que se salen del sistema en búsqueda de un mundo mejor. En un gesto de loable sinceridad, Eric reconoce que esa sociedad no existe en ningún lado, y que sus ideas las difunde por los modernos celulares y tablets, los presuntos causantes del desastre.