martes, 15 de agosto de 2017

LA ESTATUA DE ROBERT LEE

Para eliminar un monumento histórico porque hoy en día es ofensivo para una comunidad, lo mejor es discutir y decidir por mayorías especiales en los órganos legislativos municipales o nacionales. Si el monumento se queda, lo más sensato es poner chapas explicativas y organizar programas de debate sobre el contexto y la época. Robert Lee fue el General  de los Ejércitos Confederados del Sur que se opusieron a la abolición de la esclavitud en la guerra de 1861- 1865, guerra que produjo tres cuartos de millón de norteamericanos muertos. Personaje siniestro que representa lo peor de la historia de los Estados Unidos, es  odiado por la comunidad negra descendiente de la esclavitud, y considerado un héroe por los ultranacionalistas o suprematistas blancos, el Ku Kux Klan y los partidos Neonazis. El movimiento revisionista de lo Políticamente Correcto, la izquierda posmarxista hegemónica en las universidades, y decenas de grupos activistas que se definen como anticapitalistas, se han organizado para resistir a Donald Trump, cuya presidencia no reconocen, y además combatir el racismo blanco, el patriarcado y la heteronormatividad en un solo paquete, incluyendo a los Republicanos que rodean a Trump.  Además se han sumado grupos de choque antifascistas, violentos, de extrema izquierda conocidos como “Antifa” dispuestos a interrumpir actos, conferencias, exhibiciones donde figuren personajes de la  derecha racista.  En la agenda de este gran movimiento civil  figura la lucha por derribar o cambiar de nombre a todos los monumentos del patrimonio histórico que representen a los confederados, incluyendo plazas, parques, avenidas, banderas, universidades, museos, escuelas y obras de arte. La resolución del Consejo de la ciudad de Charlotteville de quitar la estatua del general Lee era la señal que estaban esperando los grupos de extrema derecha para agruparse y salir a defender el monumento con garrotes, cascos y el imprevisible auto que atropelló  a los contramanifestantes.  Toda esta información está en Google para el que tiene paciencia y  libertad intelectual.  Todo indica que en Estados Unidos la mesa está servida para un enfrentamiento racial generalizado, parecido al de los años sesenta o peor.  

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