viernes, 27 de diciembre de 2019

APUNTES SOBRE FEMINISMO Nº 7


      La novedad de este año 2019 sería el fin de la tercera ola, y con ello, el fin de algunos excesos que habrían provocado el alejamiento de algunas mujeres y la reacción violenta del patriarcado conservador.  
      La tercera ola tuvo un intenso y brillante período fundacional en torno a los años setenta, y duró unos treinta años. Se caracterizó por su radicalidad, en el sentido de ir a fondo a las causas de la opresión de la mujer a lo largo de los siglos. Se visibilizó eficazmente el Patriarcado como el gran enemigo histórico que hay que erradicar, y se empeñó en erosionar los límites del dimorfismo sexual, en denunciar la dicotomía heterosexual obligatoria, el esquema binario hombre-mujer. Se puso en valor la dignidad de múltiples géneros intermedios, conocidos hoy como movimiento LGBTIQ. Se profundizó en la diferencia conceptual entre sexo y género. El sexo es determinado por la naturaleza, se nace con sexo masculino o femenino. El género, varón o mujer, se aprende, se educa, se cambia y se manipula. Por ejemplo, el género de la mujer sumisa, cariñosa y dedicada a los cuidados es una imposición deliberada del patriarcado. con el fin de mantener su hegemonía.

     “La educación de las mujeres siempre debe de ser relativa a los hombres: agrados, sernos de utilidad, hacernos amarlas y estimarlas Educarnos cuando somos jóvenes y cuidarnos cuando somos adultos, aconsejarnos, consolarnos, hacer nuestras vidas fáciles y agradables”. (Juan Jacobo Rousseau)

         En los 90, los postulados de la distinción entre sexo y género se llevaron a su máximo extremo. El concepto de fluidez, de indeterminación posmoderna y deconstrucción antiesencialista. se trasladó a la identidad y orientación sexual, y al propio sexo, por parte de Judith Butler (El género en disputa, 1990) y otras. Se llegó a negar la biología, la anatomía, la naturaleza misma. En el pico de este extremismo se redactó en varios países un manual de educación sexual para niños en el que se negaba la realidad genética, anatómica y fisiológica, lo cual pretextó la reacción de padres y sectores conservadores de las iglesias, que aprovecharon para calificar a la tercera ola como “ideología de género feminazi”.

          Según Victoria Sendón de León, que comenta un libro de Rosa María Rodríguez Magda, “La mujer molesta”, las teorías de Judith Butler y afines, del feminismo queer, ya no son la vanguardia del movimiento feminista sino que están en decadencia, porque condujeron a un callejón sin salida, demasiado alejado de la realidad. Se estaría terminando así la tercera ola e inaugurando la cuarta, compartida por todas las corrientes actuales,  que pone el acento en combatir la violencia machista, el feminicidio, el acoso sexual, el abuso, la violencia doméstica, etc. 

          Siguen en pie por supuesto las reivindicaciones propias del feminismo socialista, tratando de unir marxismo con feminismo y clases sociales, anticapitalismo, pueblos originarios indígenas y africanos, democracia participativa, solidaridad social, conducción colectiva, etc, y siguen en pie las reivindicaciones propias del feminismo liberal, donde se lucha por la promoción individual de las mujeres, la meritocracia, el lobby, la salida del ropero, las cuotas de acción afirmativa, la presencia de mujeres en cargos ejecutivos, la rotura del techo de cristal, el empoderamiento, el reformismo,  sin cuestionar la democracia liberal del sistema capitalista.  

Lectura recomendada: Feminismo para principiantes, Nuria Varela, 2019


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