domingo, 2 de febrero de 2020

TENIS FEMENINO


                                                                                                                   2 de febrero del 2020
Ayer mi amigo Silvita me llamó para decirme que pondría el despertador a las cinco de la mañana para ver jugar a Garbiñe Muguruza en la final del abierto de Australia, contra una joven norteamericana de apellido Kenin.  El tenis por televisión con sus imágenes en primer plano, ropita liviana y cámara lenta debe ser bastante erótico, si es capaz de hacer levantar a Silvita de madrugada. El dice que Garbiñe Muguruza es alta, espigada, bonita de cara, un lomazo como dicen ahora y con  obvio sex appeal, como se supone deben tener Nadal y Federer y tantos otros para las mujeres y otros géneros diversos. 

Garbiñe

Recordé que en la década del ochenta cuando Silvita era joven, estaba enamorado de Gabriela Sabatini, una morocha argentina espectacular. Le dije a Silvita que tuviera cuidado, hay mucha discriminación en el mundo del tenis. José Luis Clerc, argentino  y comentarista de ESPN  desde hace muchos años, siempre se refiere a las jugadoras nuevas como “chiquillas”, quitándoles humanidad, empoderamiento, condición de sujeto, incurriendo en misoginia, quizás inconsciente, paternalismo obvio, como lo han deconstruído, denunciado y desnaturalizado, los últimos textos feministas.

Gabriela

          Ante su silencio me di cuenta que no me entendía nada, así que le dije: vos por las dudas no digas que mirás tenis femenino porque te erotiza. Mirá que las feministas radicales, que son de armas tomar, todavía no han decidido si las tenistas están siendo cosificadas como mercancía de consumo  y prohibirles  esa ropita ligera,  o si son libres de hacer lo que quieran.  No vayas a decir que te gustaba la Kournikova, la más linda de todas, aquélla que jugó un par de años, la agarró la publicidad, la casaron con el bonito Enrique Iglesias y crearon esa pareja   como símbolo de la hamburguesa feliz.

Kournikova

Como vi que Silvita se iba deprimiendo le aconsejé ver fútbol femenino, que por ahora no es muy atractivo porque las mujeres usan la ropa de los hombres, los pantalones por las rodillas y las camisetas cerradas, pero es cuestión de esperar un par de años para que las grandes marcas les diseñen unas polleritas tableadas y camisas escotadas que justifiquen poner el despertador  a las cinco de la mañana.. Se quedó más tranquilo, pobre Silvita.





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