El senador de 78 años y probable
candidato del Partido Demócrata, Bernie Sanders, se ha encargado de machacar desde la campaña electoral
anterior, que el uno por ciento de la población norteamericana posee un obsceno
porcentaje de la riqueza total. Medida en ingresos anuales o medida en
patrimonio total varía, por supuesto, pero el concepto del uno por ciento
prendió en la imaginación popular, y ha tenido que ser estudiado por muchas
instituciones financieras y académicas de los Estados Unidos.. Los estudios se
encuentran fácilmente en Internet. Uno de ellos por ejemplo menciona sesenta
mil dólares anuales de ingreso familiar promedio, contra el uno por ciento que
gana quince millones o más. Así contado, no impresiona demasiado que en
la sede del capitalismo liberal un pequeño grupo de gente gane veinticinco veces más que el resto, pero profundizando un poco en otros informes, aparecen
personajes que ganan cientos de millones de dólares: son altos ejecutivos,
banqueros, líderes políticos, celebridades, herederos, y los super ricos que crearon las grandes
empresas tecnológicas, y poseen patrimonios de varios miles de millones de
dólares. Sanders sostiene que esta oligarquía es demasiado poderosa e influye
sobre los gobiernos mediante suculentas donaciones a los partidos. Sanders
quiere más impuestos a este 1%, y reglamentar la financiación de las campañas electorales Los comentaristas de
CNN sostienen que para consolidarse como candidato Demócrata, Sanders necesita
urgentemente el voto negro y el voto “marrón”
(se refieren a nosotros los latinos), pero muchos demócratas moderados creen
que Sanders es muy radical, muy socialista, y se pueden inclinar por otros
candidatos de centro. Todos están de acuerdo en que deben ir detrás del que
pueda destronar a Trump, el presidente más peligroso que ha habitado la Casa
Blanca en la historia, según Sanders.
En todo caso la batalla entre
republicanos y demócratas en este año 2020 va a ser feroz, para alquilar
balcones, sobre todo si gana Sanders las internas, con la CNN, el Washington
Post, el New York Times y otros medios progresistas o políticamente correctos
insultando y denostando a Trump por todo lo que dice, hace o decide, y Trump
devolviendo los insultos con más y peores groserías y disparates. Un reality
show en lo cual Trump es un experto. Apuesto por el rubio del pelo amarillo.
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