martes, 28 de mayo de 2019

ROBIN HOOD


ROBIN HOOD
Mi amigo Juan Silva, alias Silvita, rubio, bajito y de pelo crespo, algo menor que yo, me llamó por teléfono. Está muy enojado esta semana porque varios dirigentes del  MPP  defendieron  a Calloia y Lorenzo por lo que hicieron con PLUNA, relativizando el pronunciamiento de la Justicia.  Para que se calmara un poco le dije que varios líderes del MPP padecen del síndrome de Robin Hood, sobretodo el Pepe Mujica.  Le recordé que Robin Hood era  un ladrón que robaba a los ricos para darle a los pobres, y los pobres lo querían  y le perdonaban que fuera un bandido.  “Cuando los tupamaros en el 64 empezaron a asaltar bancos para ayudar a los pobres, la prensa los comparó con Robin Hood. Mujica debe haber visto de niño, en algún cine del Paso Molino, la película de Robin Hood con Errol Flynn y Olivia de Havilland del año 38,  y se sintió identificado.  Acordate que Mujica fue el que le dijo a Calloia y Lorenzo que solucionaran el problema de PLUNA como fuera. Entonces ellos inventaron el remate trucho, el señor de la derecha, el almuerzo en Lindolfo  y todo aquello,  pero la intención era buena: salvar la empresa, los empleados, los aviones, la línea de bandera. Fijate que la ideología de Mujica es una mezcla de Montonero  saravista con Robin Hood, el Che Guevara y Lenin: al fin y al cabo las leyes, la prensa, el Estado, los bancos, las elecciones,  son un invento de la burguesía para explotar a la clase obrera,  y si no pudimos hacer la Revolución, por lo menos podemos saltearnos algunas formalidades de la democracia, pedirle algunos pesos a las grandes corporaciones y repartirlos  entre el pichaje.” No muy convencido  Silvita me dijo: “¿Entonces Cristina y Lula también padecían del síndrome de Robin Hood y repartieron la plata sin quedarse con nada?” Mirá Silvita, el Uruguay es diferente. No me compliques la vida.



1 comentario:

  1. Tiene razón mi amigo Pancho, no soy escritor, apenas bloguero, y escibo estas bromas para entretenerme. Pancho es de aquellos militantes de fierro que no cambian de creencias en toda su vida, y ya casi ni quedan.

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