LOS BYPASS
Junio del 2016
Mi querida familia que es medio endógena y se
mueve en bandada como japoneses o pájaros, entró a darse manija
con mi salida prematura del sanatorio después de una operación sencilla de corazón, y empezó a
llamarme para que retrasara mi salida de Impasa con el fin de evitar el frío de
la calle, la subida de la escalera, etc. Sugerían que yo fingiera dolores
inexistentes o fatigas varias. Los arquitectos de la familia adujeron que mi
escalera del siglo XIX de cuatro metros de altura no cumplía con la ecuación de Blondel (escalones
de 18 X 28) y que yo debía llamar a la Coronaria para que dos forzudos me subieran en
vilo. A todo esto yo me venía
escribiendo desde el CTI con Elena en Milán para presentar a un concurso
una obra contemporánea conjunta, pero sin contarle de mi crisis cardíaca. Era una escultura “moderna” con pinta de los
sesenta, a la cual Elena debía agregarle unos bichos inquietantes. Representaba “la
Modernidad amenazada por la Medialuna Islámica, la Hamburguesa de Macdonald y
la Pizza con Champán Sudaca”, o algo así. Pero Elenita volvía justo el día que
había que entregar las carpetas, por lo que el proyecto era inviable. Me olvidé
además que Eloísa era como culo y calzón con Elenita y enseguida la enteró de mis
by-passes y además le dijo que casi me moría, lo cual no era cierto porque yo me hubiera enterado. En plena convalecencia estuve considerando, en cambio, presentar una obra autoreferencial:
el video de un catéter entrando por "Mis Arterias coronarias tapadas por la basura
del Consumismo capitalista y Patriarcal" o algo así. Al final me incliné por la escultura, pero los
bichos inquietantes los tuve que hacer yo, hubieran quedado mejor los de
Elenita. La obra fue rechazada.
150 x100, poliestireno,
tela, papel, acrílico, tinta china, madera, 2016.
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