jueves, 10 de febrero de 2022

LA NUEVA CLASE




LA NUEVA CLASE                                                         Febrero de 2022

La primera vez que asistí a una asamblea del Centro de Estudiantes de Arquitectura, se discutía si nos íbamos a sumar,  por solidaridad, a una huelga general que organizaba un importante sindicato obrero. Como todo novato ingenuo y atrevido, levanté la mano y propuse  que primero teníamos que discutir  si los motivos de la huelga eran justos o no. Un extremista, o radical de la época me retó severamente diciendo que la clase obrera siempre tenía razón. Es que a fines de los cincuenta todavía pesaba el relato creado por el Manifiesto Comunista  de que la clase obrera era el héroe mitológico que nos iba a  salvar a todos de la  explotación por los siglos de los siglos, amén,  "porque no tenía nada que perder".

Pero desde que el proletariado europeo, que cien años después del Manifiesto había mejorado su condición social, y no acompañó las divinas locuras de la imaginación al poder de Mayo del 68,  los universitarios extremistas y radicales  han ido abandonando poco a poco a la clase obrera, mayoritariamente blanca, masculina  y aburguesada, y la han sustituido por nuevos héroes mitológicos que salvarán a la humanidad porque también  y siempre tendrán  la razón: mujeres, LGBTI, afrodescendientes y "pueblos originarios".   

El nuevo enemigo no es el patrón empresario, dueño de las fábricas de acero, sino el varón blanco patriarcal, violador y racista. La nueva izquierda radical copó y se apoderó de la formidable revolución feminista y le imprimió su sesgo fundamentalista, la llamada ideología de género: cualquier cosa que diga una mujer es esencialmente cierta y si dice que fue violada o abusada o acosada, el o los hombres involucrados serán expulsados de sus trabajos o procesados y condenados a prisión sin juicio previo, sin pasar por las garantías del derecho  que en Occidente llevó dos mil años construir.  

Así como los comunistas fundamentalistas sostenían que el estado de derecho republicano y democrático no servía para nada y debía ser destruido en la dictadura del proletariado, porque era un estado al servicio de la burguesía, hoy en día las mujeres feministas fundamentalistas sostienen que el estado de derecho vigente debe ser ignorado o destruido porque fue creado por y está al servicio de, el hombre patriarcal y machista. Se repite la historia. También se repite en el movimiento antirracista. Cualquier cosa que diga o haga un afrodescendiente o un mapuche o cualquier otro indígena debe ser cierto, verdadero o justo, porque fue víctima del capitalismo patriarcal y racista durante 500 años, etc.

Por supuesto que de todo este fundamentalismo de izquierda se aprovecha la extrema derecha, y aparecen líderes populistas de todo calibre y color, que explotan a su favor el hartazgo de las mayorías silenciosas  por las elites de lo políticamente correcto y sus tendencias autoritarias.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario