Ante el escándalo sublevante e intolerable que significó el episodio del preso que secuestraron y torturaron durante dos meses en los famosos módulos del COMCAR, pensé que el gobierno iba a actuar con la misma entereza y determinación con que enfrentó la pandemia y propulsó el paquete de leyes de urgente consideración. Pero hoy sentí una gran desilusión: los cuatro avezados periodistas de la primera parte de “Desayunos Informales” interrogaron a fondo a un diputado blanco sobre el tema, y éste no sabía muy bien qué decir, salvo la excusa habitual del desastre que dejó el Frente, que Larrañaga andaba bien pero se murió, que Heber recién se estrenaba como Ministro, etc. El propio Heber dijo unos días antes que esos módulos eran el Infierno del Dante y que en las noches había un solo guardia para 700 presos, o sea que son tierra de nadie. Sin embargo este señor dijo que gran parte de la solución de fondo vendría con la creación de un Ministerio de Justicia!
Si el Presidente tuviera la misma sensibilidad y fuerza que demostró en marzo del 2020, hoy estaría ordenando el envío de setenta policías enormes de la Republicana a cada módulo y que se queden allí, pupilos, con sus jefes y comandantes y toda su parafernalia, a poner orden, a restaurar la autoridad del Estado, a aislar a los líderes de las bandas que amedrentan a todos, a proteger los derechos humanos de los presos más débiles, a los más vulnerables, a los que están solos, los no saben o se niegan a defenderse con espadas y cuchillos, a los que no tienen dinero para comprar protección de las mafias.
Claro que hay una parte de la población prefiere que las cárceles sigan siendo infernales y que no se gaste más dinero público en ello, pero la mayor parte esperaba una medida inmediata, contundente, y estaría aliviada, agradecida, y no profundamente avergonzada por lo que pasó o por pertenecer a esta sociedad tan hipócrita y retrasada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario