Mario Wschebor era tan inteligente que un día lo vi en un salón a los 25 años dándole clases de matemáticas a Enrique Iglesias, que tendría 35. Lo conocí en la FEUU en una de esas huelgas quinquenales que siempre se hacen por el presupuesto para la Universidad. Al terminarse la clásica manifestación por 18 fuimos al Sorocabana a tomar un café. Yo estaba entusiasmado con la dialéctica marxista, según la cual las fuerzas productivas (sic) van creciendo hasta que las relaciones de producción (sic) quedan chicas y entonces se produce una revolución y una nueva organización social: de la sociedad primitiva a la esclavista, de la esclavista a la medieval, de la medieval a la burguesa y finalmente la sociedad comunista. Entonces Mario me miró con aquellos implacables ojos celestes y me dijo: “Si en toda la historia de la humanidad la sociedad se transforma con esas leyes, ¿por qué se corta la dialéctica con la sociedad proletaria?” Al día siguiente en Facultad le comenté la charla a Juan Silva, bajito de pelo crespo, muy amigo mío y un poco menor que yo, y entonces me hizo un dibujo que todavía conservo como un recuerdo de aquéllos años delirantes.
lunes, 10 de agosto de 2020
WSCHEBOR Y LA DIALECTICA
Mario Wschebor era tan inteligente que un día lo vi en un salón a los 25 años dándole clases de matemáticas a Enrique Iglesias, que tendría 35. Lo conocí en la FEUU en una de esas huelgas quinquenales que siempre se hacen por el presupuesto para la Universidad. Al terminarse la clásica manifestación por 18 fuimos al Sorocabana a tomar un café. Yo estaba entusiasmado con la dialéctica marxista, según la cual las fuerzas productivas (sic) van creciendo hasta que las relaciones de producción (sic) quedan chicas y entonces se produce una revolución y una nueva organización social: de la sociedad primitiva a la esclavista, de la esclavista a la medieval, de la medieval a la burguesa y finalmente la sociedad comunista. Entonces Mario me miró con aquellos implacables ojos celestes y me dijo: “Si en toda la historia de la humanidad la sociedad se transforma con esas leyes, ¿por qué se corta la dialéctica con la sociedad proletaria?” Al día siguiente en Facultad le comenté la charla a Juan Silva, bajito de pelo crespo, muy amigo mío y un poco menor que yo, y entonces me hizo un dibujo que todavía conservo como un recuerdo de aquéllos años delirantes.
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