La semana pasada coincidieron: la asunción de
un gobierno liberal de centro-derecha en lugar de un gobierno socializante de
centro-izquierda, y la marcha feminista del 8M. Colectivos feministas radicales
insultaron con carteles a Beatriz Argimón, flamante Vicepresidenta electa y
feminista liberal de larga data, tratando de disputarle el poder en la calle después
de perderlo en las urnas. "Argimón no me representa” dicen las radicales,
y "estas revoltosas no me representan", dicen las feministas liberales, optando algunas por no ir a
la manifestación. Nunca pude dilucidar
si el progreso de la humanidad lo forjan los moderados con su prudencia, sentido
común y trabajo silencioso, o los extremistas con sus dislates ruidosos y pasionales.
Probablemente el progreso lento y
azaroso de la humanidad sea resultado de una combinación de ambas posturas.
Ahora, por belloto, moderado por defecto, me impongo la misión absurda de ser
conciliador y mediador entre dogmatismos opuestos (Bobbio dixit, pero en épocas
de grandes grietas debe ser una boludez). De cualquier manera estos meses anduve regalando Feminismo para
Principiantes, de Nuria Varela, porque había notado que un montón de amigos
sesentones, buenos ciudadanos, buenos esposos y padres, seguían negando la
justicia de la mayor parte de las reivindicaciones feministas, o que en todo
caso en Uruguay ya habian sido satisfechas, conquistadas y resueltas. Esta
actitud de los hombres "de bien" es lo que las feministas liberales llaman patriarcalismo inconsciente y las
radicales califican como reacciones egoístas de unos reverendos hijos de puta
en defensa de sus privilegios amenazados.
La verdad es que los hombres mayores tenemos el patriarcalismo tan
incorporado en los genes que no nos damos cuenta de nada ni entendemos nada, sobre
la opresión constante y cotidiana que sienten las mujeres en la casa, en el
trabajo, en la calle, en la iglesia, en el bar, en el tránsito. en la
universidad, en la sala de partos. Tanto es así que el ex general Manini,
profesor de historia, relacionó, hace unos días, el envejecimiento de la población y la baja
tasa de natalidad con el feminismo, el movimiento LGBTI, las lesbianas, los
anticonceptivos, el aborto, la negativa de algunas mujeres a jugar el rol de
amas de casa y criadoras de hijos, etc, y Villar, flamante candidato del
Frente, legendario médico que transformó
el Hospital Maciel en un ejemplo de excelencia en la gestión pública, se pisó
el palito twiteando “Las
mujeres no valen tanto como los hombres, valen más, lo que no impide celebrar
esa maravilla llamada femineidad”. Pobre Villar, le dieron como adentro de un
gorro. Las decenas de miles de jóvenes que fueron el 8M a la manifestación todavía
se deben estar riendo,o llorando. ¡Manini y Villar, a clase, se acabó el recreo!”
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